Dentro de la categoría «los cronistas de la conquista» comenzamos con una crónica difícil. Difícil no por su contenido sino por el desconocimiento real de su autoría. Su título original es:

«La conquista del Peru. llamada la nueua Castilla. La qual tierra por diuina voluntad fue marauillosamente conquistada en la felicissima ventura del Emperador y Rey nuestro senor: y por la prudencia y esfuerco del muy magnifico y valeroso cauallero el Capitan Francisco Piçarro  Gouernador y adelantado de la nueua castilla, y de su hermano Hernando Piçarro, y de sus animosos capitanes y fieles y esforçados companeros, que con el se hallaron.»

Durante mucho tiempo fue conocida como EL ANÓNIMO SEVILLANO 1534. Luego algunos autores, tras ciertas inferencias, decidieron otorgarle la autoría a determinados cronistas. Así la más aceptada, o más divulgada, es la designación como autor a Cristóbal de Mena.

El problema radica en que muchos de estos autores sólo se basan en pensamientos especulativos y ninguno aporta una prueba fehaciente sobre dicha autoría.

Un investigador que realiza un estudio minucioso es el ecuatoriano Luis Andrade Reimers. Copio «casi» textualmente, ya que reordeno su texto para una mejor comprensión:

…desde el punto de vista de su estructura externa, su extensión es de unas 8300 palabras, de las cuales apenas se emplean

150, en contarnos la odisea de casi 2 años efectuada por la tropa de Pizarro desde Panamá hasta San Miguel de Chira.

1000, desde la fundación de ese pueblo hasta poner a los aventureros españoles en Cajamarca.

550, en la entrevista con Atahualpa

1000, para el incidente en la Plaza de Cajamarca y prisión de Atahualpa.

100, en la muerte de Atahualpa.

5500, en la descripción del oro del Inca y su repartición.

El escritor del anónimo sevillano comete con frecuencia las equivocaciones propias de quien jamás habría puesto sus pies en tierras sudamericanas…

…Así y todo, esta crónica resulta muy reveladora para conocer cuánto, ya en abril de 1534, habían puesto de su propia cosecha los primeros veteranos salidos de Cajamarca, los rumores populares que circulaban por España y la fecunda imaginación de nuestro Anónimo Sevillano que se había propuesto explotar todo eso en beneficio suyo personal.

Como ya lo he recalcado varias veces, a lo largo de mis lecturas procuro ser cauteloso con el origen de las crónicas y con las «intenciones» con las que cada cronista pudo haber escrito sus obras. De todas maneras el espíritu crítico debe ir aún más allá y analizar también el entorno de los escritores «modernos» para saber, o por lo menos intentarlo, cuáles son sus intenciones consciente o inconscientes.

A continuación dejo los links desde donde puede leerse esta crónica:

Vía Blok.Not

Vía cusco.me

Vía El Centro Bartolomé de las Casas

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