LIMA

LIMA

Al volver del Valle Sagrado partí inmediatamente hacia Lima, la capital de Perú. Con una población de unos 7 millones de habitantes, Lima se levanta como una ciudad metropoli. Sus calles, su infraestructura, su sofisticación, todo respira modernidad en Lima.
Pero una modernidad que no desplaza a las tradiciones, sino que fusionan, se funden en trajes y bailes que resaltan ante el gris del clima limeño.

En Lima visité el Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia, donde los textiles y las cerámicas precolombinas iban a ser objetos de estudio para la película. Afortunadamente en este museo era posible sacar fotografías por lo que adquirí gran material para la realización. Una de las cosas que más llamó mi atención fueron los kipus, cuyo número de elementos son limitados y eso dificulta el estudio de los mismos. Aún así, estos testigos del tiempo serían considerados hoy en día como un sistema de registro de fechas, números e historias. Los incas tendrían una gran biblioteca de kipus, toda su historia, cosmovisión, relatos, etc. Pero todo fue quemado por los inquisidores y con ello perdimos gran parte de una información, hoy, irrecuperable.

Algo fuera de contexto y cuya existencia nadie puede explicar con certeza, ni los científicos, es este huaco con definidos rasgos asiáticos. ¿Cómo es posible que esta pieza pertenezca a una época donde se supone que los incas no tenían contacto con otras civilizaciones? ¿O será que no sólo mantenían contacto sino un importante mercado de intercambio de bienes?

El MAAM y los niños de Llullaillaco

El MAAM y los niños de Llullaillaco

Hace unas semanas tuve la grata satisfacción de visitar el Museo de Arqueología de Alta Montañana (MAAM), ubicado en la ciudad de Salta, Argentina.

Pero la satisfacción fue aún mayor, no sólo pude visitar las fantásticas piezas de las que dispone este museo sino que pude conocer a la Licenciada Katia Gibaja.
La amabilidad de Katia no me sorprendió ya que había tenido referencias. Y así fue. De la mano de ella pude conocer al niño de Llullaillaco de ocho años. Este cuerpo, en realidad, no es una momia, sino el cuerpo de un niño puesto a 6.739 msnm y cuyo proceso de putrefacción se detuvo debido a las condiciones climáticas. En todo casi se produjo una momificación natural.

Pero este niño no está sólo, tres cuerpos han sido encontrados en el cerro de Llullaillaco y cuando uno los mira, parece que el tiempo regresara, pesado, y nos mostrase, casi susurrando, a estos antiguos habitantes de los Andes. Todo el ajuar encontrado con estos niños es un material valiosísimo para entender más a la cultura andina precolombina y, en nuestro caso, para poder re-crear con mayor precisión todo el universo que construyó la civilización inca.
Gracias Katia y seguimos conversando…