“Vale un Potosí” es una frase en español que acuñara Don Miguel de Cervantes aludiendo a que algo vale una fortuna. Por algo será.
La Casa de la Moneda guarda siglos de recuerdos y el Cerro Rico es un testigo quieto de años de explotación.

En la foto, una vista desde el Convento de San Francisco, desde donde se aprecia el Cerro Rico en todo su esplendor. La guía nos comentó que existían 36 Iglesias, pero que ahora sólo quedan 22…sólo. Algunas fueron construidas para la “élite” y sus puertas principales miraban hacia el Cerro Rico, el lugar de donde provenía su riqueza. Otras, en cambio fueron construidas por y para los mineros, y cuyas puertas principales “daban la espalda” al cerro, para no mirar el lugar donde sabían iban a morir.

Muy cerca de Potosí, camino a Miraflores se encuentra la magnífica Laguna del Ojo del Inca.
Es un sitio que transmite cosas inexplicables. El agua sale hirviendo del vientre de la tierra y en otras pequeñas lagunas de alrededor se percibe un olor particular.
Por supuesto, las aguas termales han sido canalizadas y es posible darse un chapuzón en piscinas con aguas que realmente parecen curativas. Gracias a Elizabeth Ballesteros, integrante del consagrado Grupo Bolivia, pudimos ir hasta estos lugares. ¡Gracias Eli!

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