Una experiencia chamánica. Hace unos años conocí a Pío, un psicólogo que desde pequeño había aprendido a realizar ceremonias ancestrales. Nuestro primer encuentro se produjo en Barcelona, y gracias a Bernadette, una amiga alemana, tuve la posibilidad de contactarlo en Cusco.
Como si hubiese estado planeado por el universo, el mismo día que lo fui a ver, él estaba saliendo para realizar una ceremonia con unos chicos que le esperaban en Calca. Así que tuve que pensarlo un ratito, y me fui con él.
Una vez allí, encontré a una chica que hablaba español con acento francés y un chico al que le estaba prohibido pronunciar palabra alguna. Una especie de terapia, voto de silencio. Ellos llevaban haciendo varias ceremonias… ese es el verdadero trabajo interior.

Comenzó la ceremonia y tras algunas visiones «menores», dos hechos pasaron bajo el efecto de la ayahuasca. Se me apareció una pareja de reyes incas, el detalle de sus vestidos era simplemente impresionante. Sin decir palabra me invitaron a sentarme al lado de ellos y desde la punta de la montaña veía todo Cusco a mis pies. Era una invitación a divisar aquel paisaje, sentado al lado de dos ancestros importantísimos. Pío me comentaba que los «cuidadores» de esas tierras estaban de acuerdo con el proyecto de hacer una película sobre ellos… qué más podía pedir!?
Esa misma noche, sería tragado por una enorme serpiente, lo que significa, según la gente del lugar, una gran curación.
Les comparto una imagen que mas o menos intenta retratar la sensación de como la serpiente te va, literalmente, comiendo. Es una pintura de Alejandra Baiz y se títula Warmi Kuraini, que en quechua quiere decir Mujer curandera.

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