Luego de leer mi Lonely Planet (esta empresa no patrocina El Imperio Inca, jeje) tomé el próximo bus hacia Urubamba. Era tarde, pero sería llegar y dormir.
Llegué a la terminal y la verdad que el pueblo tiene su encanto, además era día de fiesta (como casi todo junio en Cusco) y la gente del lugar estaba animada y paseaba por las calles. Disfruté por un momento del pueblo y comencé a buscar un alojamiento. Ahí es donde las recomendaciones de la “Lonely” fallaron. Según la afamada guía Urubamba estaba en crecimiento y se podía encontrar alojamiento con facilidad. ¡Una m…!
Luego de varias horas dando vueltas por el pueblo encontré un sitio, aunque tengo que aceptar que dormí encima de la cama y con la ropa puesta.
Al otro día fui a visitar palacio de Huayna Capac, el padre de Atahualpa y Huascar, los protagonistas de nuestra peli.
Sin encontrar otra razón para quedarme tomé el bus hacia Ollantaytambo.

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