Dos semanas después de mi aterrizaje en tierras argentas, recién puedo sentarme a actualizar el Docublog con tranquilidad. El primer motivo, del que he disfrutado mucho y sigo disfrutando, es el compartir con mi familia. Contarnos viajes, relatarnos historias, exagerar vivencias, todo es parte de los asados o de las empanadas que se preparan con cualquier excusa, solo para reunirnos y compartir.

Pero era el momento de compartir “virtualmente” y ahí la cosa tiene otro color. Allá por los 90, había una cosa que se llamaba módem, y los jóvenes de ahora no se creerían la velocidad de conexión que tenían esos ruidosos amiguitos. Para tener esa experiencia sólo hace falta llegar a Humahuaca.

En Humahuaca el tiempo parece detenerse, o por lo menos todo se percibe más despacio, más lento. Quise abrir mi casilla de correo. Fui a un “Cyber”, sitios no muy difíciles de encontrar ya que son el principal, por no decir el único, acceso a Internet de la gente. Y la prueba de fuego: un email lograba abrirse después de vaaarios segundos de espera…repito, vaaaarios segundos.
¿Será que me he acostumbrado a la inmediatez? ¿O será que la inmediatez es relativa a su entorno?
Aclaro que no me quejo de esta situación, solo la comparto, como se comparte un buen plato de choclos y habas recién cosechados de alguna montaña milenaria.
Es un buen ejercicio para la paciencia y para la aceptación.

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